El poder de un frasco: cómo la leche materna donada está salvando vidas en República Dominicana
En un país donde cada gota cuenta, hay un banco que no guarda dinero, sino algo muchísimo más valioso: leche materna. Sí, ese “oro líquido” que ha sido donado con amor por miles de madres dominicanas (y extranjeras también) para darle una segunda oportunidad a bebés que nacen luchando por respirar.
Desde octubre de 2011, en la Maternidad Nuestra Señora de La Altagracia, funciona el Banco de Leche Humana Dra. Josefina Coén. Ahí, cada frasco donado lleva consigo una historia de empatía, solidaridad y puro corazón.
¿Quiénes donan? Mujeres con leche y con alma
Hasta la fecha, más de 9,200 madres han dicho que sí. Han donado parte de lo que producen para alimentar a bebés prematuros o recién nacidos en estado delicado que no pueden ser amamantados por sus propias madres.
Hay dominicanas, haitianas, venezolanas, estadounidenses… ¡hasta una donante holandesa que ya es casi de la casa! La mayoría están en su puerperio, recién paridas, y deciden extender su maternidad a otros niños que lo necesitan. Algunas se enteran del banco por redes sociales, otras por recomendación boca a boca, pero todas llegan con el mismo objetivo: ayudar.
Y no es cualquier ayuda. Estamos hablando de más de cinco millones de mililitros recolectados desde que empezó todo. ¿El resultado? 219,787 alimentaciones servidas, como si fueran platos de vida.
¿Para quién es esta leche?
Aunque el banco está dentro de la maternidad, la leche no es solo para los bebés que nacen ahí. Cualquier hospital o clínica del sistema público puede solicitarla. Si hay, se comparte. Así de simple. Porque cuando se trata de salvar vidas, aquí no hay egoísmo ni burocracia.
Solo entre enero y mayo de 2025, se alimentaron 1,076 bebés prematuros o en cuidados intensivos neonatales gracias a estas donaciones. Y sí, hay leche disponible —más de 10,000 mililitros listos para usar— pero como dice el doctor Santiago Martínez, director del banco: “Si no se repone, se agota”.
¿Cómo funciona todo esto?
Antes de llegar a la boquita de un bebé, la leche pasa por un proceso serio. Primero, se clasifica en tres fases:
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Calostro (los primeros 7 días): el más potente en defensas.
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Transición (hasta el día 14): aún con muchos nutrientes esenciales.
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Madura (después del día 14): más estable, ideal para mantener.
Luego se pasteuriza, se almacena y se distribuye con criterios médicos. Todo esto, claro, sin perder la esencia de lo que es: un acto de amor convertido en medicina líquida.
¿Sabías que…?
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El calostro fue el más distribuido: 1,919,070 mililitros.
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Se han realizado 1,072 pasteurizaciones desde 2011.
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El banco recibe también donaciones extrahospitalarias, algo que no es común en muchos países.
El llamado es claro: ¡mamá, si puedes donar, dona!
El doctor Martínez lo dice sin rodeos: “La leche materna es parte del tratamiento para estos bebés”. Por eso, invita a todas las madres lactantes a extraerse leche manualmente por al menos 15 minutos, para que tenga todos los nutrientes necesarios (agua, grasa, azúcar, calcio, proteína, fósforo… una fórmula natural perfecta).
Y lo más importante: buscar orientación y no dejarse llevar por los mitos. Porque muchas veces lo que impide que una madre lacte no es el cuerpo, sino los comentarios de la cuñada, la vecina o la suegra que dicen "ese niño no se llena".
Detrás de cada frasco hay una historia de entrega. Y detrás de cada bebé alimentado, hay una madre que, sin conocerlo, decidió compartir un pedazo de sí para que otro pudiera seguir. Así que, si tú que estás leyendo esto estás lactando, piensa que tu leche podría ser el mejor regalo que un niño necesite para vivir.
Porque en este banco no se ahorra… se invierte en vida.
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