¿Hipólito en modo oposición? Parece que sí… aunque esté en su mismo partido
En política dominicana, pocas figuras tienen una lengua tan suelta y sin filtro como la de Hipólito Mejía. El expresidente, famoso por decir lo que le da la gana sin importar el cargo que ostente el otro, ha vuelto a estar en boca de todos por sus recientes críticas… no a la oposición, sino al mismísimo Gobierno del PRM, el partido del cual es figura clave.
Y no han sido críticas cualquiera, mi hermano. Han sido dardos directos, lanzados con nombre, apellido y hasta un chin de pique. Vamos a hacer un repaso por esas declaraciones que tienen al gallinero político alborotado.
El plan de tránsito del Gobierno: “No veo solución”
Uno de los primeros fuegos lo tiró luego del anuncio del nuevo plan de tránsito en Santo Domingo. El Intrant presentó un paquete de medidas para tratar de poner orden en el caos de los tapones: coordinación de semáforos, regulación de parqueos, restricción de giros a la izquierda y cambios de horario en oficinas públicas.
¿Y qué dijo Hipólito? Que eso no va pa’ parte.
“Yo no veo solución para el transporte. Los dealers están llenos de carros. Estoy pesimista”, soltó sin anestesia.
Pero no se quedó ahí. También metió a los motoristas en la ecuación, diciendo que el desorden es tanto que “se mueren ocho motoristas diarios” y eso sí le preocupa más. En resumen, para Hipólito, el plan del Intrant no le da ni un chin de esperanza.
La queja por el abandono del campo
Apenas una semana antes, Mejía estaba en Dajabón, escuchando a agricultores y empresarios arroceros que se quejaban del estado del sistema de riego. ¿Su reacción? Una tiradera directa al Indrhi y a su director, Olmedo Caba.
“¡Hay que botar al director del Indrhi!”, dijo con la misma energía de quien encuentra una cucaracha en su arroz.
Según él, más de 3,000 km de canales están abandonados y el Gobierno ha descuidado una infraestructura vital para el campo. En su mandato, asegura, se le daba mantenimiento cada cuatro meses. Hoy, ni se mencionan.
Mano de obra haitiana: ¿sí o no?
Otro punto caliente donde Hipólito ha nadado contra la corriente es en el tema migratorio. Mientras el Gobierno actual cierra filas en contra de regularizar trabajadores haitianos, Mejía lo dice clarito:
“La mano de obra ya es necesaria en el país, dígalo quien lo diga”.
A su juicio, sin esa fuerza laboral, sectores como la agricultura y la construcción no se sostienen. Una posición que choca con el discurso oficialista y abre otra grieta en el partido de gobierno.
La pre-campaña no oficial y su hija en juego
Y como si fuera poco, el tema de las aspiraciones dentro del PRM también ha sido candela. Luego de que Abinader anunciara que no buscará un tercer mandato, el avispero se agitó. Ocho aspirantes (incluyendo a Carolina Mejía, hija de Hipólito) están en movimiento… aunque según las reglas internas, todavía no deberían estar en eso.
¿Qué dice Abinader? Que hay que poner orden. ¿Y Hipólito? Que si el presidente lo permitió, pues qué tanto.
“¿Qué importa? ¿El presidente no lo autorizó?”, respondió con su típico estilo descomplicado.
Está claro que el exmandatario no solo apoya la movida, sino que funge como vocero extraoficial de su hija, quien suena fuerte entre los posibles candidatos.
¿Y esto qué significa?
Aunque sigue siendo parte del PRM, Mejía no ha tenido reparo en lanzar fuego amigo. Algunos lo ven como un veterano que no quiere quedarse callado ante lo que no le gusta. Otros creen que su estilo es más calculado de lo que aparenta, sobre todo con su hija en carrera.
Lo cierto es que sus palabras están marcando distancia con el Gobierno. Y cuando un líder como Hipólito habla, aunque sea entre chistes y cuentos, muchos lo escuchan.
La pregunta es: ¿Está abriendo una grieta dentro del PRM o simplemente manteniendo su estilo de siempre?
🔚 Hipólito sigue siendo Hipólito
A sus años, el exmandatario no tiene nada que demostrar ni pierde el sueño por lo que diga Twitter. Pero eso no quiere decir que esté retirado del juego. Con cada declaración, mete presión, incomoda y mueve el avispero. Y aunque su tono parezca relajado, el contenido de sus palabras tiene peso.
Así que si alguien pensaba que Hipólito iba a quedarse callado por estar en el mismo partido del Gobierno, que lo piense de nuevo. Porque cuando él habla, la política dominicana tiembla… o al menos se sacude un poco.